domingo, 13 de febrero de 2011

¡Que viva la democratización de la opinión!

Fuimos testigos de los acontecimientos en Túnez y Egipto.  A fin de cuentas, fueron dos pueblos que se cansaron de los regímenes que les gobernaban.  Se dieron cuenta de que eran merecedores de algo mejor, más justo, más humano.  Tomaron las riendas de su destino y decidieron por ellos mismos, sin necesidad de que alguien con más valor que los demás alcanzara la gloria con algún hecho heroico.
El héroe fue el pueblo llano que se empoderó de su situación y modificó años de ignominia con una decisión firme y colectiva de todos sus ciudadanos.
¿Por qué no se necesitó de alguien que se casara con la gloria y por medio de una acción individual acabara con esos regímenes despóticos? A mi humilde entender, porque todo el pueblo estaba de acuerdo en que debía de terminarse con esas dictaduras.
Extrapolando esa situación al patio, nos preguntamos si la mayoría del pueblo quería a Trujillo y a Balaguer. ¡Por supuesto que no! Pero era imposible organizar una acción como las que hoy en día vimos en dichos países.  Los soplones estaban en todas partes y cuando se gestaba un movimiento en aras de restablecer la democracia, este era abortado de inmediato.  Anteriormente no se contaba con una herramienta eficaz para comunicar a las grandes masas de hechos como estos.  En la actualidad, por medio del internet, la opinión se está democratizando. Son más los que repudian las dictaduras, porque son los menos quienes se beneficiaron de ella.  Pero ya hoy es difícil callar al hombre y a la mujer normales, ya hoy la voz de cualquier simple ciudadano puede ser escuchado por encima de aquellos que hacen opinión, muchas veces sobre la base de ese tiempo de oprobio y tristeza para el pueblo dominicano.
¡Que viva la democratización de la opinión! ¡Que vivan twitter y facebook!