Hoy me levanté pensando en mi. Es extraño que alguien diga eso. También anormal que se piense en uno mismo. Hay tanta gente por ayudar, tantos a quienes brindarles nuestra mano generosa, que es hasta egoísta "amanecer pensando en uno". Pero, no se puede ser una piedra angular si no se es fuerte. No podemos contribuir, si no tenemos fortaleza para serles útil a los demás.
Si quiero servirle de consuelo a un amigo, no puedo acudir a él con lágrimas en los ojos. Si deseo ser la base de fortaleza del prójimo, no puedo tener debilidades que me resquebrajen, ya que a quien le soy su sostén, se caerá.
Debemos fortalecernos en esa área que pretendemos ayudar. Para esto, hay que identificar las debilidades, trabajar en ellas y minimizarlas. Además, reconocer nuestras fortalezas y potenciarlas, ya que siempre hay un espacio para ser mejores.
Tener la intención de ayudar es loable, pero la ayuda idónea la podemos ofrecer si somos en verdad de utilidad para aquellos que necesitan nuestra mano amiga.
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